En serio chicas, no disparéis al pianista.
Me encanta cómo sois capaces de ponernos de vuelta y media y
destacar todos nuestros defectos. ¡Lo digo en serio! Siempre que alguna saca el
tema levanto mis orejillas cual perruno detective y asimilo toda la información
que sale de vuestras bocas, desatando feroces críticas hacia nuestra
inoperancia e inexplicable conducta. Máximo exponente son los posts de
Adolestreinta en los que nos ponéis de capullos para arriba (¿Moderna de
pueblo? ¿¿en serio??). Pero nosotros también sabemos jugar a ese juego.
Sí amigos, es hora de arremangarse y meterse en el fango.
Durante la adolestreinta, la eterna disputa está más presente que nunca, y no
me refiero a la rivalidad Madrid-Barça o perros-gatos, os hablo del conflicto hombre-mujer.
Desde que Eva hizo lo que le salió del mismísimo y cogió la manzana, liándola
así parda para el resto de la eternidad, el choque está servido. El resquemor
nunca fue superado. Se manifiesta actualmente en la crispación resultante cuando
intentas que ellas como copiloto programen el GPS o cuando intentan que
nosotros bajemos la tapa del váter.
Y precisamente el tema de los capullos y las flores es un
buen ejemplo de nuestros problemas de comunicación. Que levanten la mano los
chicos que tengan claro el tema flores… ¿Nadie? Umm al fondo veo una mano
levantada… ah vale, está haciendo una peineta (¿¿será Barcenas??). Efectivamente
compañeros de género, las flores son un ejemplo clásico: si las regalas mal porque eres un anticuado o un
hortera, si no las regalas mal porque
eres poco detallista o maltratas la naturaleza (pero si precisamente es para
que entres en contacto con la naturaleza, que no sales del centro si no es pa
ir al IKEA…). Sirva el pequeño detalle de las flores como ejemplo a extender
con tantas otras tantas informaciones contradictorias que nos transmiten: slip
o boxer, con barba o afeitado, tinto o blanco, felpudo o green de golf (y no me
refiero en la puerta), etc.
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