La huida de la soltera... que quiere seguir siéndolo.

Una de las cosas que tiene esta edad es que te conviertes en carne de cañón y debes estar preparada porque el bochorno nunca te abandona. Sobre todo en las reuniones familiares. 

Los solteros se quejan siempre que en estas ocasiones siempre son ellos los que sufren el tan escuchado "¿tú no tienes novio? Oh, qué pena hija se te va a pasar el arroz". Los que tenemos pareja tampoco nos libramos de ello. ¿Esto no se acaba nunca?

En la última reunión familiar decidieron que ya era hora de montar un bodorrio. Comentarios sin malicia lo llaman ellos, ganas de joder la marrana lo llamo yo.

Justo estábamos las dos únicas treintañeras con pareja del lugar charlando de nuestras cosas (entiéndase como preocupaciones tales como de qué te pongo la próxima copa o conduces tú de camino a casa, cuando casi pudimos ver físicamente donde se prendió la llama, al fondo a la izquierda, donde la tía Tula. 

Todas las miradas se dirigían hacia nosotras y sabíamos que no había vuelta atrás. No pudimos hacer otra cosa. Era matar o morir. 

Vamos, que comenzamos con un.... bueno ... tú llevas más tiempo... y a echarnos encima toda la presión grupal. 

Lo bueno de estar en la adolestreinta es que estas batallas las ganas por goleada. Tú no tienes intención de casarte nunca (hecho que se las sopla), pero necesitas algo más, no les sirve mi recurrente yo no soy de las que se casan, que le lanzo a mis amigas cuando me preguntan. Por lo que acudí al no es que yo no quiera, es que no puedo permitírmelo.

Lorringa WINS.

Si te gusta lo que lees en Adolestreinta no olvides seguirnos en Twitter o en Facebook