Después llegarían más quedadas y nuestro nombre de guerra, que por que no reconocerlo, "cogimos prestado" a nuestros chicos del grupo..., y lo que en un principio era una coña nuestra, no sé en que momento se convirtió en vox populi. (Es lo que tienen los pueblos, las redes sociales y ser un poco bocas).
El reencuentro con mis cardiacs siempre es digno de contar, y más si nos juntamos en el pueblo, -ese lugar que nos unió y donde tantas primeras experiencias hemos vivido-, y si encima coincide que son fiestas... se une la exaltación de la amistad, los minis de alcohol y una especie de revolución hormonal de lo más adolescente. Curiosidades o paradojas de la vida yo llevaba sin ir a las Fiestas de San Juan, desde mi más tierna adolescencia, y regresar en plena adolestreinta, es como si 10 años de mi vida hubieran desaparecido y durante dos días no tuviera en nada más que pensar que en divertirme. En total... si no tengo ni whatsapp en el pueblo... ¿hay algo que me transporte más a mis años mozos que no poder usar el teléfono móvil?
Claro, ándate con pies de plomo que ya se encarga la típica señora del pueblo de recordarte "que como se me ocurre dejar al novio en Madrid, que pensará que me estoy restregando con otro". Sí, señora... es que lo del restriego y lo del refriego nunca pasa de moda, pero ya le digo yo que no, que una servidora está un poco loquita, pero tiene un código ético muy cimentado.
La verdad es que tenía pensado contaros el fiestón que me di, las risas que me eché y las horas de sueño que todavía me quedan por recuperar. Pero sin embargo, después de este fin de semana de lo que me apetece hablaros (solo unos parrafitos) es de la amistad. Divagando entre la resaca del sábado al domingo, me di cuenta por qué siento tanta conexión con estas chicas... Y es que si una de tus amigas (a la que ya le jodiste la moto en tus tiempos) te recibe en su casa y tú vas y la saludas con una vomitona de la resaca del día anterior, y esa amiga transforma su sonrisa en una carcajada... ahí, tienes un amigo para toda la vida.
Y sí después de un momento ridículo en la puerta del bar, puedes hacer de ello todo un himno para la noche del sábado mientras corres con la charanga, saltas en la plaza y bailas en la disco móvil... ya entonces es que tenéis carrete para rato.
Podría contaros anécdotas de cada una de ellas, pero claro... no las quiero exponer a la vida pública, que ya sabemos que lo que ocurre en el pueblo... se queda en el pueblo.
¡Gracias cardiacs por tan buenos momentos! (esto también por los chicos, aunque no los mencione)
4 comentarios:
Olé olé y olé! Sabía que no me iba a defraudar, pero me ha encantado y emocionado.
Gracias a ti, por volver..... Gracias a todas, por estar!!!
No hay nada como las fiestas de tu pueblo, no hay nada como volver a ver a los colegas y que no haya pasado el tiempo! solo pa decirle a alguno "illo tas mas calvo no?" jajaja!
Gracias Estefi!! que bonitooo!!! Arriba las Cardiacs!! au au au jajaja
jajaja, la verdad, que el que tiene un pueblo tiene un tesoro!
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