Ese vecino que por fin te habla

Seamos claros, volver siempre se hace raro, pero volver igual de joven, bella, chispeante y resabiada es aún más complicado (subiendo los niveles de egoblogger). Lo que pasa es que ya te encuentras en una franja de edad en la que alguna gente empieza a hacerte caso. Vamos, "alguna gente" que había pasado de tu culo como de la mierda. 

Tranquilos, ilustro el ejemplo: El vecino, ese señor mayor que siempre me ha ignorado, se pone a hablar conmigo de los estudiantes que viven enfrente de la casa de mis padres. Yo esperaba una gracieta con un toque paternal, en plan "cómo sois la juventud"; pero OH! ERROR Noooo, lo que quería era congraciarse conmigo, buscaba mi desaprobación de la conducta juvenil. 

Lo que debiera haber dicho: Querido, mírame, llevo las uñas rosa fucsia, el pelo totalmente enredado, visto de H&M, no he dejado de mirar el guasap y estoy llamando perras judías a mis amigas por no querer hacer botellón. ¡Lo que estoy es por plantarme en la fiesta con tequila y mi mejor sonrisa para ver si así cuela y me salvo este sábado noche!

Lo que dije: En realidad no dan mucho jaleo, yo vivo en frente y  los fines de semana tampoco importa que hagan algo de ruido. ¿Quién no lo hace?

Mentí, sí, hace años que no vivo en frente y no sé si la montan así de gorda todos los findes o sólo en fiestas de guardar, pero es que yo soy fan de"jaleitosvarios" qué le voy a hacer. De hecho, la última fiesta en casa de Beamijita la liamos sumamente parda y de eso señores, sólo hace un mes. (Por cierto, me alegro un montón de que vuelva a Madriz, ya que sin ella, como que no tiene tanta gracia la ciudad). 

Yo sólo pasaba por casa de mis padres por la conexión a Internet (es lo que tiene la vida a lo hippie), pero  me vi tratada como una adulta por el camino, ¡oh desgracia la mía!