Hay muchas cosas que nos
diferencian de los inseguros veinteañeros. Aunque pudiera parecer lo contrario,
existe un abismo generacional en aspectos trascendentales de la vida: euros vs.
pesetas, whatsApp vs. SMS (incluso carta postal si me apuras), IPhone 5 vs. Alcatel One Touch Easy , La Roja ganando vs. La Roja perdiendo, y tantos otros temas
extensamente tratados en Adolestreinta.
Sin embargo hay un nexo de
conexión entre generación tras generación de españoles que es inalterable,
invisible, inmutable, inamovible (y no hablo de Jordi Hurtado): Los Clásicos
Informativos.
Me refiero a esas noticias que
temporada tras temporada, año tras año, siguen entrando de forma indefectible en
nuestros hogares a través de la caja tonta y poniendo de relevancia algo que es
más obvio que el peluquín del Dioni (el Dioni, para aquellos lectores nacidos
en los noventa fue un señor que robó un furgón blindado y que es como Iniesta,
mira para un lado pero centra para el otro).
Los Clásicos Informativos son
fácilmente reconocibles porque ocupan el último lugar de las noticias
televisivas, justo después de los sucesos y justo antes de los deportes. Son la
tercera regional de las noticias, pero siempre están ahí.
Un clásico por excelencia en
enero es el tema de “Las rebajas”. La resaca de Año Nuevo no sería la misma sin
esas imágenes de la señora de mediana edad regateando a los chaquetas rojas en
la entrada del Corte Inglés cual gacela esteparia. Todavía no sé qué sería de
mí sin los consejos del reportero: “Aseguresé que la calidad durante las
rebajas es la misma que antes de las mismas” y “Planifiquesé y compre solo lo
que necesite”. Amigos periodistas, a quién queréis engañar. Si realmente os
hiciéramos caso y no compráramos como poseídos se os jodería el clásico de la
semana siguiente: “La Cuesta de Enero”. En este punto yo no sé dónde está la
noticia porque todo el mundo sabe que la cuesta de enero se sube a base de
cordero recalentado y langostinos revenidos. Y de postre polvorones. Y hablando
de polvorones aprovecho para hacer una recomendación en materia de sanidad. Ni
se os ocurra mezclar nunca polvorones con cortezas de cerdo. Muerte segura.
Veis, eso sí que es un tema de interés público y no las señoras pegándose por
unas bragas.
El clásico de la primavera son “los
ataques de las alergias”. Los del verano, “el golpe de calor y la necesidad de
hidratarse”. Aquí yo creo que los de Mahou y San Miguel meten publicidad
subliminal porque acto seguido aparece, como quien no quiere la cosa, el
anuncio de cerveza, lo que yo considero por otra parte un desperdicio
monumental injustificable en tiempos de crisis. ¿De verdad que esta gente
todavía no se ha dado cuenta que en España no hace falta incitarnos para darnos
a la bebida?
En septiembre está claro que te van a colar “el síndrome post-vacacional” y “la vuelta al cole”. Esta última noticia clarísimamente de extrema importancia. Me imagino a todos los padres comiendo tranquilamente con sus retoños y saltando alarmados al ver el anuncio informativo: “Coño Manolito, menos mal que lo he visto en las noticias, que si no este curso te quedas sin escolarizar”.
Y en Navidades, los clásicos
invernales. “Las cenas de empresa”, “La Lotería Nacional”, “Los desplazamientos
por carretera, extremen la precaución”, “Vuelve, a casa vuelve”, etc, etc, etc.
Tras mucho meditar (si, ya me lo digo yo, que triste meditar con estas cosas pero al menos no veo Gran Hermano), me he dado cuenta que la aparición de estos clásicos responden a un patrón perfectamente establecido. Siempre son pre y post vacacionales. Y es que la razón de su existencia estriba en que los periodistas también se toman su tiempo de relax y asueto. Estas noticias de relleno son para los redactores lo que el cigarrito(s), cafelito(s), moscoso(s), causa(s) estrambótica(s) para los funcionarios.
Así que supongo que cuando el
jefe de redacción se quiera dar un homenaje estival, llamará al becario de
turno y le dirá:
- “ A ver, Rodolfo, el becario, ven pa’ ca’ “
- Me llamo David, don Genaro.
- Pues eso Rodolfo. A ver si has aprendido algo
con esos treinta y tantos, el MBA y el Doctorado en Periodismo Internacional.
Esta semana te quedas solo y te encargas tú de cerrar el noticiero. Pero no
quiero riesgos, vamos a lo seguro, trata el tema de “Las cremas solares”.
Pero bueno, ya se sabe que el
hombre es un animal de costumbres y que necesita de arraigadas creencias y piedras
angulares en las que cimentar su futuro. No sé dónde se aferraría la sociedad
si eliminamos estos clásicos imperecederos de verdades inmutables. Así que
¡Vivan los Clásicos Informativos!
Por cierto, un abrazo sincero a
los periodistas y a los funcionarios. A estos últimos, por supuesto, en horario
de oficina, fuera de la hora del desayuno, almuerzo y cigarritos, con
originales sellados y fotocopias compulsadas, y por duplicado. Y como seguro
que me faltará justo el abrazo que no tengo, no se preocupen, se lo traigo
mañana. No mañana no, que me lo cojo de moscoso.
11 comentarios:
Jajaja!! Nuestro nuevo colaborador es un crack! Y es que si que es verdad que hay tela de diferencias entre los de 20 y los de 30 ahora...que viva el super alcatel ladrillaco del 15!! Todos hemos tenido uno!!
¡¡Buenísimo, buenísimo!! Me ha encantado el post de hoy, y es que lo has clavado!!! jajajajaja. Tan real como la vida misma!
Y en contestación a tu pregunta sobre los premios que te dejé en mi blog, lo de las diez premiadas consiste en que tu escojas a tus diez blogs favoritos y les hagas entrega de los premios que a ti te han concedido.
Espero ver la entrada con tus favoritos!!! Saludos
Cristina
Gracias querida! Si es que dos publicaciones en ADOLESTREINTA y me vengo arriba! abrazos y feliz semana!
Creo que lo hacen por rellenar, si hace unos años en untelediario "buscaron" a la señora que llevaba como 5 ó 6 años seguidos saliendo en la foto de la rebajas de enero, aparte del interes que pueda tener para su familia, al resto nos da lo mismo.
Pero al menos nos consolamos pensando que hay cosas que siguen igual cumplas los años que cumplas.
Hablando de rrellenar, se me viene a la mente esos reportajes a los ganadores de la Lotería de Navidad y en un alarde de originalidad, las preguntas de los reporteros:
- ¿Y que va a hacer con tremenda millonada?
- Bueno, pues ya sabe, tapar unos huequillos, arreglar la casa, darme algún caprichito y ayudar a los hijos.
Lo dicho, que sería de nosotros sin estos puntos de referencia en nuestras vidas... perdemos el norte, no hay duda!
Me parece que en todo el blog se equipara la adolescencia con los 20. Que yo sepa la adolescencia es de los 13 a los 17,más o menos, muy parecido a ser un teenager ¿Tan inmaduros sois que esa etapa la habéis pasado en la veintena?
Ana
A mi no me cabe duda de mi inmadurez... más que un tomate del Mercadona. Y este es pan nuestro de cada día con mi padre:
- Hijo, a ver si maduras
A lo que yo siempre le respondo:
- Papa, coño, que no soy un melón.
¡Abrazos!
Hola Ana, somos una especie tardía, ¡si aún seguimos teniendo el pavazo en to lo alto! De eso se trata precisamente nuestro blog, esperamos que por lo menos te rías con nuestras desventuras.
Muchas gracia por comentarnos!!
me encanta el blog! me quedo por aqui ^^
Un beso!
Perfect!
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