Pero hay otro momento por el cual daría la vida por volver al pueblacho y esa son las navidades o fiestas de guardar, usease, cuando ya llevas tela sin ir y todo el mundo te recibe con las manos abiertas y un cubata en cada una. Ole!
Y es cuando miras a tu alrededor, te miras a ti, vuelves a mirar a tu alrededor, te vuelves a mirar a ti y dices...¡COÑO PERO SI ESTOY ESTUPENDA! y es que ya lo dijo Lorringa "cari, te conservas muy bien..."
No hay nada mejor que volver al pueblo, no hay nada mejor en ver a tus colegas (a los que incondicionalmente amas, que conste eh, aunque seas una auténtica zorra con ellos, pero por eso mismo te aman). Ver que la gran mayoría lo llevan mucho peor que tú, que te regodeas en tu miseria de pesada.
Ellos, la mayoría, gorditos, pa que engañarnos...Con novia casi todos, ya que una treintañera soltera es dueña de su destino, un treintañero soltero es un pajillero (lo siento amores, no se puede tener todo!) por lo que buscan refugio en un alma caritativa que les aguante y alimente. Gorditas lo que yo diga...
Ellas, reinventada, algunas mejor y otras peor. También tengo que decir, que no es que sea porque es mi pandilla, pero las mujeres de mi vida cada día están mas bellas. Sin lastres ni pesos muertos, con melenazas al viento. Pero solo a las que amas eh, las otras, las que fueron malas contigo, esas solo están viejunas y orondas, jartas de churros con chocolate y polvos mal echados.... Y lo peor de todo, las hermanas o amigas jovenzuelas pasan a parecer señoronas de mil años, con churumbeles (eso te pasa por quedarte en el pueblo reina) y con ese aire de María Teresa Campos que asusta de lejos...
Recuerda #beadolestreinta
1 comentarios:
Jjajaja, me ha encantado, mne he sentido muy identificada con eso de volver a los pucheros y alos pechotes de la madre, esta genial.
Te espero si te apetece en Mivida enblog
Un besote!
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