EL JUEGO DEL AMOR

Como ocurre con todos los juegos, en el juego del amor también hay siempre un perdedor. Lo curioso es que en éste hay veces que ni siquiera se nos ofrece la posibilidad de utilizar nuestras fichas y, aunque sólo sea por probabilidad matemática, de vez en cuando a todos debería tocarnos un cinco para que pudiéramos empezar a jugar…

¿O es que hay dados que no tienen cincos?


Como dice mi abuela, en ese caso habrá que cambiar de dado…




Antes o después, con más o menos tiradas y con uno o más dados todos logramos abandonar la casilla de salida y tenemos cuatro opciones para alcanzar nuestro objetivo. Algunos tienen la suerte de jugar con todas fichas al mismo tiempo y pueden permitirse el lujo de arriesgarse con una de ellas porque aunque le manden a casa siempre le quedarán otras tres posibilidades… 

Otros, sin embargo, se sienten obligados a jugar con una sola ficha incluso siendo totalmente conscientes de que los riesgos de fracaso aumentan considerablemente. Y procuran avanzar con ella con pies de plomo, pasito a pasito, sin entorpecer a los demás y evitando arriesgarse sin garantías pero, aun así, en la mayoría de los casos, el que lo apuesta todo a una suele volver a casa con el rabo entre las piernas… Y otra vez a esperar el maldito cinco… 


Y es que en el juego del amor siempre pierden los mismos. Normalmente ganan los que se arriesgan, o eso es lo que parece. Porque yo creo que los que se tiran a la piscina aun sabiendo que el camino hasta llegar a la meta no será de rosas y se atreven incluso a adelantar al enemigo aunque éste se quede a tan sólo dos casillas de poder comerles lo hacen sabiendo que tienen las espaldas cubiertas. 

¿Será ésa la clave del éxito? 

¿Debemos jugar siempre con más de una ficha? 

¿O en ese caso incumpliríamos las reglas?


Todavía no tengo claro si es por suerte o por desgracia pero el caso es que en el juego del amor no hay libro de instrucciones. Existen algunas normas básicas no escritas, pero todos sabemos que debemos saltárnoslas para sorprender al contrario. A veces no llegaremos a sorprender y otras la sorpresa nos la llevaremos nosotros pero lo que no podemos olvidar es que debemos jugar nuestras fichas con dos elementos básicos: ilusión y autoestima.

Porque al final va a ser verdad que, tal y como nos enseñaron de pequeños, lo importante es participar… 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo, personalmente, prefiero jugármelo todo a una, sí,es cierto que si pierdo es más doloroso, pero si gano, la recompensa será muchísimo más reconfortante. A veces el amor también va de eso, vendarse los ojos y saltar al vacío.

Un abrazo,

https://confesionesydesvarios.wordpress.com

Revototal dijo...

Yo siempre me la juego sólo a una pero en vista del éxito creo q debo cambiar de táctica, a ver q pasa...

Unknown dijo...

Yo soy de las que siempre se la juega a una ficha pero con el tiempo me doy cuenta de que el otro jugador, está jugando con más de una, así que siempre acabo perdiendo... Jodida vida!

Patricia J. dijo...

Creo que ese es el problema... cuando creemos que somos La FICHA (con mayúsculas), y en realidad somos una ficha más...

Revototal dijo...

Y hay algo peor, como me dijo ayer un gran amigo "para q haya juego debe haber dos participantes", o sea q a veces puede q sin darnos cuenta juguemos solas...y así no hay quien abandone la casilla de salida claro!!!

Unknown dijo...

Ahí le has dao!

Unknown dijo...

Que gran sabio tu amigo... yo ya me he cansado de jugar sola... algún voluntario por estos lares que me haga abandonar la casilla de salida?! jajajaja

 

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