La postura del candelabro o como ser sujetavelas se convirtió en mi vida

Yo soy como esa eterna amiga solterona. Qué coño como...sin el como...yo soy tu colega solterona. Soy de las que me vieron muchos años con uno y después ya no se me conoció varón, como las antiguas. Vestiré santitos toda la vida, que lucen bien y hablan poco. 

Soy la eterna soltera. La colega flipada. La amiga que nunca ve tres veces al mismo chico. La conocida de la que dicen "con lo apañá que es esta chica cómo que no tiene novio"...Porque no lo quiero y punto señora...

Pero hay determinadas ocasiones, determinadas circunstancias, determinados momentos en los que ser la eterna amiga soltera es una puta mierda. 

Y mira que yo convivo muy pero que muy bien con mis amigas y sus respectivos novios (o novias), que los tenemos ya hechos a nuestra imagen y semejanza, aguantan como cabrones los pobres. Pero llega un punto que estás hasta las santas pelotas de salir y hacer de SUJETAVELAS.

Todos nos hemos visto en esta situación más de una vez. Ese momento en el que giras la cabeza y te das cuenta de que todos tus amigos están con sus parejas y tú eres la única que está sola. Sujetavelas. Sales de fiesta y llega siempre un momento en el que por arte de birbirirloque todos deciden al unísono comerse la boca todos a la vez y tú con tu poker face. Sujetavelas. Quedas para cenar, apareces con tu mejor modelito y te das cuenta de que todo macho pudiente está con una de tus amigas y tú eres la que preside la mesa, la que va sola. Sujetavelas.

Platos para compartir, pijamas a juego, besitos de esquimal, bailes guarrones de a dos, motes cariñosones, cine en pareja...

Y así en modo eterno día de la marmota, una y otra vez, salida tras salida. Te haces fuerte con tus otras dos colegas solteronas (porque parece que esto siempre va en pack de tres, como los calcetines), que son los otros brazos del candelabro gigante en el que se ha convertido tu vida social. 

Todo es buscarte novio hasta que un día descubres que ya se ha dado por hecho que nunca lo vas a tener. Dejan de presentarte a gente, de intentar emparejarte con un amigo de un amigo, de preguntar. Gracias, muy amable. Ese es el momento en el que te das cuenta que eres parte del mobiliario. Un candelabro más. Eres como ese novio que una vez te echaste por el mero hecho de no estar sola en San Valentín y nunca supiste realmente que hacer con él. Otro mueble más. Coño, parece que eres el puto Ikea...

Sujetavelas. 

Esa es tu nueva postura favorita del Kamasutra. No te queda otra...El helicóptero ya no es viable. Es lo único que realmente me duele...juasjuasjuas...poker face...