El fuego en mis venas me pone a bailar.

Un incendio es una ocurrencia de fuego no controlada que puede abrasar algo que no está destinado a quemarse.

Esto lo dice el diccionario, no yo.

Yo no soy tan sabia.

Para mi, el incendio es cuando me pones la mano en la cintura.
Ese que comienza con la chispa que se me prende en algún punto indeterminado entre mi corazón y tus ojos oscuros.
Que me roba el oxigeno del cerebro y me deja indefensa al tacto de tu piel.
Se me acumula el fuego. No necesitas que te lo diga.
Es demasiado evidente.
Me estoy convirtiendo en una bomba de algún liquido inflamable que me corre por las venas cuando te veo cruzar el umbral de la puerta.

Y si me dejas, te puedo contar que los grandes incendios nacen de chispas pequeñas.
Pero tampoco lo digo yo, lo dijo el cardenal Richelieu allá por el siglo 16.
A día de hoy, las personas se siguen abrasando en incendios provocados por chispas que una vez fueron minúsculas.

Ya ves, una simple cerilla puede hacer arder un bosque entero. Poco importa si son árboles viejos. Tampoco importa cómo de joven sea la cerilla.
No es una cuestión de tiempo. En todo caso, de temperatura.
Porque un incendio estival que se propaga en la dirección que le marca el viento se convierte en un infierno difícil de sofocar.

Se me están acumulando los infiernos pendientes entre tu y yo.

Aunque no estaba destinada a quemarme, siento como se me están abrasando las puntas de las alas.
Y, en lugar de volar hacia climas más fríos, me quedo parada esperándote mientras me convierto en cenizas.

Lo que no te imaginas es que siempre he sido un ave Fénix.

Postdata:Queridos bestias pardas, ha comenzado el verano y ya va subiendo la temperatura (por fin!) os deseo que baileis, que os quemeis y sobretodo que renazcais porque el verano esta para que ardan las ganas y las noches. Servidora se va de vacaciones. Sed buenos... o no. ;) besitos!