Siempre había creído
que el peor punto en el que podíamos encontrarnos con una persona por la que
sentimos algo especial era la friend zone.
Hasta hoy. Hoy me he dado cuenta de que hay un lugar peor, mucho peor, que
he decidido denominar la Zona Zero. Y es que no se me ocurre un concepto más
adecuado que éste, tan utilizado en la actualidad en el mundo periodístico para
designar la zona de “máxima devastación en tragedias”, según he comprobado en
Wikipedia.
Sin ánimo de ofender
a nadie, porque este término se utiliza habitualmente en referencia a grandes
catástrofes naturales y actos de terrorismo, lo he extrapolado a mi campo
preferido: el amor, sencillamente porque he comprobado en mis propias carnes
que existe un lugar en el que dos personas pueden permanecer en bucle sin
avanzar hacia ninguna parte.
Se trata de una
extraña mezcla entre territorio hostil y zona de confort en la que la mayoría
de las veces te encuentras super feliz compartiendo risas y emociones en una
burbuja en la que parece no existir nadie más en el mundo, pero en la que, en
otras ocasiones, se convierte en un lugar de conflicto en la que, inconscientemente,
estás esperando a ser atacado por el enemigo
y preparando tu estrategia de defensa para vencer la batalla…
Pero lo peor de la
Zona Zero es que, a medida que pasa el tiempo, la burbuja empieza a pincharse y
los conflictos crecen. Y entonces te preguntas: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?.
Puede que en el fondo el problema sea que, en el camino de la (¿inconsciente?) búsqueda
del amor, vendemos a nuestra mente que “sólo somos amigos” cuando en realidad
nuestro corazón está centrado en la posibilidad de pasar a la love zone.
Y entonces surgen las
grandes dudas de por qué nunca hemos dado un paso hacia delante: ¿si hay
amistad no hay amor? ¿si hay amor no hay amistad? ¿si hay sexo no hay amistad?
¿si hay amistad no hay sexo? Y la respuesta a todas esas preguntas es que, sin
darnos cuenta, hemos llegado a la Zona Zero: sin sexo, sin amistad y sin amor.
2 comentarios:
Dos personas en bucle sin avanzar a ninguna parte tienen más miedo que pinocho en bricomanía..., miedo a perder y miedo a ganar. Es curioso comprobar como el miedo nos puede llegar a dominar. El miedo a que lo bueno pase, el miedo a que no sea igual, tanto miedo...
...y al final todo se pierde, se gana sólo si se arriesga, se es libre encarando lo que viene, dejando que lo bueno regrese, porque lo mejor está siempre por venir aunque tenga que construirse desde una zona cero.
Qué bonita reflexión Cleveland!! Está claro q hay q arriesgar pero si cada vez que tú arriesgas (con pies de plomo, lo reconozco) la otra persona recula y vuelta a empezar el bucle se convierte en un viaje a ninguna parte y hasta a las románticas como yo se les apaga la llama del amor...
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