Antes solía ir desnuda por la vida. Me mostraba tal y como
era, sin filtros y sin censura. Y me sobraba coraje para empezar cualquier
proyecto laboral o sentimental sin ningún tipo de vértigo. Y es que, cuando se
tiene la cualidad innata de confiar en la gente, la ilusión siempre gana al
miedo y uno es capaz de tirarse a la piscina con un salto de bomba, incluso si
no hay agua…
Pero, ¿es realmente un acto de valentía? ¿o un suicidio?
Que ilusión y miedo
van siempre de la mano en los inicios de cualquier nueva situación o etapa de
la vida es un axioma que recientemente me descubrió una gran amiga y del que yo
no era consciente precisamente porque el miedo siempre quedaba para mí relegado
a un segundo plano. Pero por suerte o por desgracia las malas experiencias
quedan grabadas a fuego en nuestra mente y corazón y es por ello que en el
presente mi miedo muchas veces gana a mi ilusión.
Ahora camino por la vida vestida con varias capas como una
cebolla. Es un escudo autoprotector que me ha ayudado en tiempos difíciles a
observar antes de hablar con el corazón en la mano para que los que pretenden
jugar con él no lo tengan tan fácil. Pero hoy me he dado cuenta de que quizá me
haya puesto demasiadas capas, así que he decidido quitarme el gorro y el
abrigo, para dar algo de pie a la gente a acercarse a mí. Las demás capas
prefiero mantenerlas, y me las iré quitando poco a poco, porque si algo he
aprendido en los últimos años es que hay que tomarse las cosas con mucha calma.
Porque la felicidad no consiste únicamente en alcanzar la meta, sino en
aprender a disfrutar también del camino.
Qué bonito es dar. Sobre todo si no te cuesta. Pero qué
bonito es recibir también. De la manera que sea, porque cada uno tiene una
forma exclusiva de hacerlo, y por eso somos únicos. Pero sin prisas. Porque la
vida es un constante give and take
(que siempre suena mejor que el “toma y daca” español) y es por ello que
debemos alejarnos de esos analfabetos emocionales que no saben dar pero tampoco
recibir. Y nos apagan. Hasta el punto de que ya no nos atrevemos a dar. Y hemos
desaprendido a recibir.
Volvemos a primaria en la escuela emocional. Yo ya pasé por
aquí, y aprendí a dar. Ahora con más miedo que ilusión, pero sigo entregándome.
El suspenso lo tengo en recibir. Así que me centraré en esa asignatura. Trabajo
para abrirme a las cosas buenas y atraer la energía positiva. Y me he dado
cuenta de que funciona. Me he quitado una chaqueta, pero las demás capas
seguirán puestas de momento, y me las iré quitando con quien lo merezca y con
una rapidez directamente proporcional al cariño que reciba.
Y es que al final las lecciones adolestreinta se reducen a
lo más simple.
Da. Recibe. Calma. Equilibrio.
Y, sobre todo, nunca dejes que el miedo gane a la ilusión…
5 comentarios:
Y tranquilidad... Que ya sabes que el tiempo es diferente según cada uno... #leccionadolestreinta
Ahora sí que sí! Ni una coma, ni un punto, ni una capa quito ni pongo. Todo lo que tengo que comentar aquí es: Genial!!!
Somos todos mucho más parecidos de lo que pensamos. Y a la gente perra se le intuye el collar, se les ve el chip e incluso a veces se les oye ladrar 'guaguaguagua...'
Cómo me alegro de que currárselo (para dar y saber recibir) sea el nuevo plan. Con la calma, pero fluyeNdo. ;)
Cleveland estamos esperando un post tuyo!!! Queremos que formes parte de adolestreinta!!!
Y yo encantado!!! Dime cómo puedo hacerlo y me pongo con ello desde mis ojos!
Un saludo!
AaAAy Cleveland no nos prometas nada que no vayas a cumpli que nos emosionamos de pensa en tenerte en adolestreinta!!! Si de verda te animas escribenos un email a adolestreina@gmail.com y te mandamos un usario!!! YA ESTAS TARDANDOOO!!!
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