La segunda estrella a la derecha...el camino directo a Nunca Jamás



Se está acabando el verano.
O eso dicen.
Yo sigo con el síndrome de Peter Pan.
Mi familia con síntomas de "deberías pensar en echarte novio" .
A mi solo de pensar en compartir la cama me sale sarpullido. 
Para dormir, digo
Y es que le he cogido el gusto a esto de no dar explicaciones,libre como el viento, maletas, carretera y un amor en cada puerto.


El otoño ha decidido darnos una sorpresa haciendo acto de presencia antes que nunca.
El frío que me abraza por las noches me recuerda que no hay nada que abrigue tanto como un "te quiero"
Pero yo sigo cortando las alas a las mariposas, declarando guerras y acechando tentaciones.

Como si el cambio de tiempo en el norte de la península no fuera conmigo, oye. 

Entre investigaciones y conflictos sentimentales varios, lo hablo con la rubia y la castaña-pelirroja. 
Están igual que yo. 
Llevamos meses como las ángeles de Charlie. 
Cubriéndonos las espaldas y tendiéndonos redes de seguridad, pero sobretodo disfrutando el verano como adolescentes. 

Y ahora que se acaba...empiezo a entender por qué Peter Pan no quería crecer.






1 comentarios:

CleveLand dijo...

Da miedo crecer y alejarse tanto de la despreocupación, del más puro Carpe Diem, de la energía casi sin límites... Pero aprender a disfrutar de otra manera, con menos fantasía tal vez, con algo menos de ilusión y algo más de lastre y enseñar a quienes llegan a tope de energía lo que significa vivir de verdad..., eso está a tiro de una estrella a la derecha.

 

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