Sueño de una boda de verano

Tras apoquinar los correspondientes derechos de autor, mi amiga H me da luz verde para transcribiros a mi manera, un clásico del cortejo y la seducción, cocinado con nada más que tres ingredientes: una boda, muchas copas y la predisposición a tener una bonita historia que contar.

No era uno de los grandes eventos del año. Se trata de esa boda que por compromiso, romanticismo, o simplemente por lucir vestido nuevo, una chica se ve obligada a acudir. Y claro, eres polvo, restos, retales...,  igual que tu otra amiga, la que sí consideras de verdad y con la que has pactado ir de la mano hasta el final. Antes de llegar ya sabes donde te van a sentar. En lo que yo llamo la mesa escombro, donde van a caer todas aquellas personas que la reina del baile no sabe donde ubicar.

Y es en estas donde surge la magia, como en una noche de pijama y libro que acaba a las 7 de la mañana comiendo churros. Alberto, buena pinta, piel algo curtida, barba despreocupada de 3 días y un buen volumen de cabello oscuro que no tenía pinta de que fuera a correr peligro nunca. -Debe estrenar traje-, pensó ella porque era moderno y le quedaba demasiado bien. Mesa redonda, 6 comensales, y él justo en frente. H y su amiga M ya hacía rato que dejaron de comentar las sutilezas de la alta gastronomía de sus platos, para cuchichear las nada sutiles miradas de nuestro co-protagonista.

H: Me mira?... no, no me mira
M: Te mira!
H: Me mira, me mira. Más vino por favor!!!

Lo malo, o bueno según se mire, es que si tu cabeza empieza a bailar antes de que llegue el DJ, olvídate del solomillo a la pimienta y el coulant de chocolate. Tu estómago ya está librando otra batalla. Bocados pequeños y mucho vino. Tanto que cuando empieza a sonar la música y decides levantarte, ya es demasiado tarde. Hace dos vinos que pasaste el punto de no retorno.


Empieza el baile y él no tarda en acercarse. -Bonito vestido, tiene mucha clase-, arranca él. A lo que ella contesta con exceso de chulería pero no carente de cierta gracia: -La que tiene mucha clase soy yo-. Y así empieza todo. ¿De qué conoces a los novios? Copa. ¿A qué te dedicas? Chupito de jagger y copa. ¿De donde eres...? Así hasta que H decide volver con su amiga, pues ya hacía tiempo que moralmente estaba incumpliendo su promesa de retirarse juntas. Educadamente le pone en stand-by. En realidad le apetece, ya había avanzado suficiente y a M se le notaba claramente impaciente por recibir noticias.

En mi opinión ese tiempo muerto es clave. Si sigues hablando puedes cagarla pero si hasta ese momento la cosa ha ido bien, alejarte un poco crea expectativas. Aunque luego la película sea una mierda, el productor ya ha conseguido que vayas a verla.


Se cierra el salón, el autobús espera. Él no ha subido pero H estaba segura que era el último horario. Es entonces cuando piensas que has perdido la oportunidad. Que la ligereza con la que has gestionado el asunto no corresponde con las ganas que tienes de conocerle mejor. Pero la suerte hoy está de cara, y en el último momento sale por la puerta, copa en mano. Después de medio minuto de alegre negociación con el chofer, decide dejar la bebida en el suelo y sube con la mirada alta y una única intención: sentarse cerca de H. El bus no va lleno pero H ya tiene compañero de viaje. No es amigo de ella ni de él pero en un momento del baile, los 3 coincidieron en la barra e intercambiaron opiniones. Con gran maestría, nuestro galán convence al nuevo concursante para que le ceda el sitio. Los dos fueron hábiles, uno por aprovechar su ventaja, el otro por respetar cierto código caballeresco, también conocido como "yo la vi primero".

La boda terminaba en una discoteca y aunque de primeras intentaron evitarse, en seguida se acercaron y pidieron la que acordaron sería la penúltima consumición. Trabaja de copywriter en una empresa de marketing digital. H no sabe lo que es eso y aunque lo supiera hubiera escuchado igual las vicisitudes de tan "moderna" profesión. Dedica el tiempo a hacer deporte y tocar el piano. Le gustan los sombreros y se jacta de estar atento a los caprichos de la moda, momento en el que insiste sobre el buen gusto de ella.

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Breve inciso:

Yo: H, corta un rato. Tengo que decirte algo. Es un profesional. Te has dado cuenta verdad?
H: Joder sí, bueno, no se, creo que le quiero. Mierda, es un profesional. 

Volvemos...
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De mientras M, bailando y despachando babosos, se había mantenido ocupada. Hasta ese momento en el que lanza la mirada hacia su amiga girando ligeramente la cabeza en dirección a la puerta. M es bastante genial y aunque pudierais pensar que se acercaba ese momento en el que la amiga jode todo el plan, lo que en realidad pretendía era informar de su retirada.Casualidad, segundos antes la historia de H iba a terminar. Él propuso cambiar de discoteca, que a esas horas era como decir "vamos a mi casa". No fue por falta de ganas, es solo que H no sabe rematar las jugadas fáciles. Dudó. Quizá pensó que el encanto de aquella noche se echaría a perder o que con tantas copas encima el desenlace no sería el esperado. Le dijo que no y se juntó con su amiga. Promesa cumplida.

Al día siguiente H se daba cabezazos, literalmente. Que si es el hombre de mi vida, que si toca el piano con sombrero... Intenté calmar la explosión hormonal advirtiendo que las artimañas del muchacho me resultaban familiares y que se andara con ojo. Me preguntó si sonaría desesperado si le escribía al día siguiente. Para esto hay mil manuales y yo que en otros aspectos me complico más, en estas lindes creo que cada uno debe hacer lo que le apetezca. Solo tengo un par de cosas claras.

- Si el chico está interesado, escribirá.
- No pasa nada por escribir al día siguiente. Venga, a quien queremos engañar. Cuando ya tienes cierta edad sabes si la historia cuajó o no cuajó. Esa persona es lo primero que te viene a la cabeza al despertar. Esperar 3 días es una tontería.
- Por el primer punto una chica puede deducir que aunque tenga muchas ganas, lo mejor sigue siendo esperar. Pero nada. Si por esta inquietud miras el móvil cada 5 minutos, ya pensando en tu propia salud mental, mejor escribir y quitártelo de encima.

Como H ya estaba en modo efervescente, siguió mi consejo y escribió. ¿Qué sucedería entonces?

Propongo varias opciones:

a) No tardó en contestar. Mostró interés en continuar conociéndose. Quedaron y terminaron lo que habían empezado.
b) Nunca contestó. En su foto de perfil salía con una chica.
c) Tardó en contestar y lo hizo de manera un tanto dispersa. De primeras no mostró mucho interés. Pasadas unas semanas decidió aparecer de nuevo. Un poco tarde, a H ya se le habían pasado el efecto de las drogas.
d) Aunque tardó en contestar, tuvieron una larga y agradable charla. Siguieron hablando durante días sin terminar de cerrar una cita. Aún siguen hablando pero la historia empieza a resultar aburrida. Algo no cuadra.
e) Hablaron durante una semana. Quedaron pero no llegó a pasar nada. Días después él confeso tener novia. Hablaba regular de su relación e insistía en que quería terminar con ella. H salió corriendo.

Y bien. ¿Cómo pensáis que terminó esta historia?

13 comentarios:

Revototal dijo...

Yo voto por la opción D.

Y opino q ella NO tenía q haberle escrito.

beamijita dijo...

Que coño yo voto por la A que toy to loca!!!

Patriciaip dijo...

Yo voto por la D los chicos de hoy en dia son asi de sosos y ambiguos

Introspectivo dijo...

Bea? Eres tu? Sal de su cuerpo maldito belcebú!!! Al final de la semana desvelo el desenlace :)

Patricia J. dijo...

Ehhh, yo también voto por la A! hombre YA!!!! O qué pasa que es que ya no existen los happy ending??

pekeley dijo...

B B B!! sin duda. Una oda al verano con mis amigas. (hombres ¬¬)

Anónimo dijo...

Opción H. Contestó. Mucho. Resultó ser el príncipe azul que prometía. Más bien era el príncipe multicolor. Perfecto. Forrado. La sacó de cenicienta y le montó una multinacional. Para ella sola. A parte de hacerle 4 churumbeles con pelazo (como sus padres). Interesante. Fiel. Leal. Son felices y comen membrillo. H despierta. Ayer se quedó dormida viendo una de amor de Jennifer Aniston.

Anónimo dijo...

Opción H. El la escribe. Mucho. Y resulta q es un príncipe azul. Un príncipe multicolor. Forrado. Le saca de cenicienta y le monta una multinacional para ella sola. Interesante, fiel, leal. Y tienen 4 retoños, con pelazo (como sus padres). Y son felices y comen membrillo. H despierta. Se ha quedado dormida viendo una romántica de Jennifer Aniston.

beamijita dijo...

Introspectivo si soy yo...y belcebu esta en mi a tope que llevo todo el verano de sol y calor y playa y estoy modo happy jajjaa! (que alguien me de una bofetada por dios!!). Anonimo, me encanta tu opción H. ¿Finales alternativos?

Introspectivo dijo...

Ha llegado la hora de bajar a la tierra. Veamos el recuento. Tenemos dos votos para la opción A, otros dos para la D, una B y una opción alternativa descrita de una manera que me es muy familiar, ejem... Me sorprende el optimismo de algunas. Cuantas veces estas historias acaban con final feliz y comiendo membrillo?? No, no es la A. Hubiera dicho antes la D porque es cierto que cada vez veo más indecisos en el mundo. Más gente gris, de esos que hablan mucho pero no dicen nada. Medianías y listas interminables de cosas por hacer que poco a poco se hacen más grandes. Y se da en los dos sexos y también me saca de quicio. Quedamos o no quedamos? Pues eso, una pérdida de tiempo. Pero no, tampoco es la opción correcta. La B y La E también son opciones muy plausibles hoy en día. Los que juegan a dos bandas. También algo detestables porque en definitiva el problema que tienen es que no saben lo que quieren. Lo que pasó en realidad es algo parecido a la opción C. Por razones que podríamos debatir, el interés que mostró el chaval durante toda la noche no se correspondió en absoluto con el interés que mostró al día siguiente. Puede ser que tuviera novia o que sea el típico tio que solo quiere jugar una noche o que sea tan absurdamente orgulloso como para no encajar bien un primer rechazo. Quizá tenía entre manos otras historias a las que dio prioridad y no hay mucho más que decir. El caso es que la historia no terminó de cristalizar y acabó de alguna manera truncada por motivos que, quizá me equivoque, pero que tengo la sensación de que en otra época serían del todo salvables. Como muchas veces he oído decir a nuestra protagonista: ya nadie arriesga, no es fiel, no se entrega por nada. Ya nadie cumple sus promesas.

Patricia J. dijo...

Lloro de pena!!!!! jajajaja

pekeley dijo...

Joder! pues a mi me pasó algo parecido en la ultima boda... toda la noche ligando con el camarero, me dió hasta su número de telefono... al dia siguiente un soseras de cuidado!!! No entendí nada!

Anónimo dijo...

Ya nadie tiene palabra y las promesas duran lo que se tarda en ese esceibir un whatsupp (por eso solo te puedes fiar de tu madre, que por lo menos tarda un poco más....)

 

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