Un tren particular que tenemos cada uno, muy dentro.
Casi nunca lo vemos, a veces nos damos cuenta de que tenemos la parada cerca y damos a la "salida de emergencia"
Cuando lo que realmente estamos haciendo, es apañarnos el camino hacia otro destino que no teníamos en mente.
Es solo cuestión de práctica darse cuenta, de cuando te tienes que bajar, pero hay veces, que no se trata de dónde bajarse, sino de dónde subirse...
Y si estamos a tiempo de hacer algun transbordo, para no perdernos el siguiente tren.
Cuando te das cuenta, de que llevas en el mismo tren una buena marcha, y no esperas a que llegue tu parada, de repente sube alguien...
Que te invita a reflexionar, si tu parada es conjunta o no, si has decidido bajarte sola o acompañada. Porque puede que las vistas de una parada o de otra te cambien con una puesta de sol, con una cerveza, una charla...
Decides no parar, seguir tu destino, el que te propusiste...Y perder esa parada, pues bien.
Cuando decides parar a tu destino te das cuenta, de que hay lo mismo que en muchas paradas, pero que el hecho egoísta de entender y escuchar a nuestro interior...Es lo que nos hace, a veces, perdernos otros paisajes...Otras paradas, y otros acompañantes.
Si por un casual, alguna vez, te ves que te tienes que bajar...
Que es un ahora o nunca, que es una locura hacerlo...
A veces las locuras hay que hacerlas,
porque una vez que llegas a tu parada...
NO PODRÁS VOLVER DONDE TE INVITARON A BAJAR.
1 comentarios:
me encanta¡¡¡ creo que es preferible bajarse o por lo menos asomarse en cada parada... pues pienso que eso de que el tren pasa solo una vez en la vida es mentira cochina¡¡ asi que si no me gusta la parada elegida ... ya pasará otro tren al que subirme¡¡
Publicar un comentario